Las puertas retumban, igual que las voces, en tanto vacío.
Incluso el sueño perturba el silencio que, tan hueco y presente, se prepara para un cambio de pesadillas, de sonidos perturbadores.
Con las maletas por hacer y los muertos por zanjar, voy olvidando qué decir, cómo hacerlo y si puedo.
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2 comentarios:
Bueno compai, parece que lo nuestro va de silencios.
Y de fantasmas, que lejos y atrás, vigilan.
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